Si en algún momento has sentido que no puedes porque "ella tiene más ventajas", esto es para ti.
Nosotras somos nuestras peores juezas. Nos comparamos, nos convencemos de que la otra tiene mejores oportunidades, que la suerte no está de nuestro lado, que todo en nuestra vida ha sido más difícil que en la de ella. (así pensaba yo hace varios años, ya luego les contaré la razón).
La cuestión es que... Ese pensamiento era la mayor barrera entre lo que yo era y lo que quería lograr.
Vivimos en una sociedad que, de una forma u otra, nos ha enseñado a dudar de nuestro potencial. Desde pequeñas, absorbemos la idea de que hay caminos que no son para nosotras, que tenemos límites invisibles que debemos respetar.
Si alguien a nuestro alrededor alcanza algo grande, en lugar de verlo como prueba de que también es posible para nosotras, lo usamos como confirmación de que estamos en desventaja.
"Ella tiene más suerte", "ella tiene más apoyo", "ella tuvo una mejor educación", "ella no tiene las responsabilidades que yo tengo"... y así justificamos nuestra parálisis.
El problema de estas creencias es que se convierten en nuestra realidad. Si nos repetimos constantemente que la otra persona tiene más oportunidades que nosotras, dejamos de ver las oportunidades que están justo frente a nosotras.
Nos autolimitamos sin darnos cuenta, nos frenamos antes siquiera de intentarlo. Y lo peor es que muchas veces ni siquiera es la sociedad la que nos detiene, somos nosotras mismas con nuestros pensamientos.
¿Y si en lugar de enfocarnos en la comparación nos enfocamos en la inspiración? ¿Y si en vez de decir "ella puede porque tiene más oportunidades", empezamos a decir "si ella puede, yo también"?
Lo que admiramos en otras mujeres no es inalcanzable para nosotras. La disciplina, la constancia, la valentía son cualidades que podemos desarrollar. Pero si nos convencemos de que estamos en desventaja antes de empezar, nunca daremos el primer paso.
Es cierto que cada una tiene su historia, sus circunstancias y sus retos. Pero ninguna de esas razones es suficiente para condenarnos a la inacción.
Si en algún momento has sentido que no puedes porque "ella tiene más ventajas", detente. Pregúntate si eso es realmente cierto o si es solo una excusa cómoda para no salir de tu zona de confort.
Nosotras somos capaces de más de lo que creemos, pero primero tenemos que empezar por dejar de ponernos barreras imaginarias.
No se trata de ignorar las dificultades, sino de dejar de usarlas como razones para quedarnos estancadas. Hay una gran diferencia entre reconocer un obstáculo y convertirlo en un muro infranqueable.
La pregunta es: ¿quieres seguir convenciéndote de que no puedes, o quieres empezar a buscar la manera de hacerlo posible?
Elige verte como una mujer capaz. Porque lo eres.